INVESTIGACIÓN
“Seremos semilla: narrativas de martirio, consolidación institucional y movilización social en México (1940-1988)”
La historia de los grandes movimientos revolucionarios modernos está surcada por narrativas de mártires. Estas figuras ocupan un lugar preponderante en la historia que soporta la consolidación de los estados nacionales y los regímenes emergidos de revoluciones y guerras civiles. El martirio, un fenómeno de origen judeocristiano, representa una de las más importantes “migraciones de lo sagrado” (Cavanaugh, 2011) que sostienen el entramado institucional moderno.En este contexto, las migraciones de lo sagrado son procesos asociados a la consolidación de los estados nacionales occidentales. En ellos la creencia en lo sagrado se resignifica para proveer al Estado con un aura religiosa, como han argumentado William Cavanaugh y otros.
La investigación incursiona en las condiciones de posibilidad que hicieron factible la construcción de narrativas de martirio, ancladas en la situación sociohistórica específica del México de la revolución institucionalizada (1940-1988). El estudio abarca también el análisis de algunas de las transformaciones en el catolicismo devocional a partir de los cambios geopolíticos derivados de las guerras mundiales, las revoluciones socialistas y los movimientos de izquierda característicos del siglo XX para explicar el carácter de dispositivo sociopolítico del martirio más allá de su matriz cristiana.
La primera parte de este proyecto rastrea diversos casos de martirio tanto en el ámbito secular como en el bando católico para relacionarlos con fenómenos específicos de legitimación y consolidación institucional en México. El proyecto vincula los fenómenos martiriológicos de ambos lados de la contienda ideológica postrevolucionaria con la matriz cristiana occidental, y estudiará los modos en que el martirio se constituyó como mecanismo legitimador de instituciones clave en el periodo: la Iglesia católica y el naciente Estado postrevolucionario. En este contexto se pondrá énfasis en la elaboración de discursos sobre el martirio a partir de la noción weberiana de carisma y de las elaboraciones de Carl Schmitt sobre teología política, resaltando el martirio como parte de la dicotomía amigo-enemigo.
La segunda parte del estudio mira a las narrativas de martirio asociadas a la pugna política por transformar al régimen (1940-1988): a diferencia del periodo precedente, las figuras consideradas como mártires se identificarán desde espacios ajenos al ámbito de operación del Partido Revolucionario Institucional y las organizaciones paraestatales que constituyeron el régimen de partido único . En este segundo momento se mantiene la noción de mártir anclada en la fe, pero se subrayan los casos donde las creencias personales –generalmente católicas y orientadas por los resultados del Concilio Vaticano II (1962-1965)- dieron pie a figuras que representaron a un tiempo el compromiso con la fe católica aggiornada y desembocaron en formas de militancia social secular, y que pueden rastrearse a lo largo de los años setentas y ochentas del siglo pasado. Entre ellos destacan el movimiento magisterial de 1958, el movimiento ferrocarrilero (1958-1958), el de copreros en Acapulco (1967), los movimientos estudiantiles de 1968 y 1971 y los diversos movimientos campesinos y guerrilleros que fueron desarticulados durante el periodo de la Guerra Sucia de 1968-82.
En este segundo momento se recurre a la noción de sociedad civil como movimiento (Jean Cohen y Andrew Arato) para caracterizar el martirio a partir de su capacidad movilizadora y de su impacto en la cohesión social y reivindicarlo como uno de los ejes constitutivos de la modernidad.
Se utilizan fuentes primarias y secundarias (métodos históricos de trabajo de archivo y hemerográfico e historia oral).